Monografias.com > Sin categoría
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

La Guerra del Pacífico (página 2)



Partes: 1, 2

Mientras tanto el Huáscar seguía
ocasionando pesadillas a Chile "toco en el siguiente viaje, el
Huáscar en nueve puertos; bombardeó Caldera; hizo
daños en Huasco; Charañal; Carrizal y Pan de
Azúcar y capturó poco después barcas
cargadas con carbón y cobre"[69]. En ese
momento el Huáscar estaba haciendo bien las cosas, pero
estaba prácticamente solo, aunque de igual forma
seguía ocasionando daños en Chile.

Aquí habían dos cosas, primero: que si se
capturaba el Huáscar o lo hundían los enemigos, la
contienda naval se acababa. Segundo: si finalizaba dicha
campaña empezaba la contienda terrestre.

Por el momento el Huáscar estaba bien, tanto que
llegó a ocasionar la idea o sueño de poder ganar la
campaña naval a través de la bandera blanca del
enemigo, osea la firma del acuerdo de paz oficial, esto se
explica por las constantes destrucciones y ataques que
recibía Chile por parte del Huáscar, y este nunca
lo podía ni siquiera ver por donde se marchaba, le estaba
ocasionando un malestar o mejor dicho una pesadilla de nunca
acabar para Chile, que antes de acabar destruido prefiriera la
rendición del mar, por lo tanto "ésta
situación era propicia para una gestión de paz.
Parecía imposible que tanto Chile como los aliados
pudieran soportar indefinidamente los gastos de
guerra"[70]. Pero no fue así.

En una carta de Grau a dona Manuela Cavero de Viel:
"consideró allí que seria una desventura si tuviese
que enfrentarse a la fragata Chacabuco, comandada por su hermano
político Oscar Viel"[71]. Pero por suerte
del destino, no sucedió.

Debido a las grandes hazañas que día a
día hacía Grau, antes y durante la guerra del
Pacífico, obtuvo muchos asensos, los obtuvo en el orden
siguiente: "el 14 de marzo de 1584, guardiamarina, el 4 de marzo
de 1586, alférez de fragata; el 13 de setiembre de 1863,
teniente primero graduado, el 8 de enero de 1864, teniente
primero efectivo; el 31 de marzo de 1865, capitán de
corbeta; el 22 de julio de 1865, capitán de fragata; el 27
de agosto de 1879, contralmirante"[72]. Así
fue, con todos esos honores como lucio Grau, un día, hasta
el fin de su gloria.

Mientras tanto, el Huáscar frente de los
demás barcos chilenos luciría así: "el
Huáscar tenia una coraza de 4,5 pulgadas de espesor y los
blindados enemigos; una coraza de 9; carecía de balas
aceradas para perforar el blindaje, solo contaba con una
hélice; mientras los blindados poseían dos cada
uno; con notoria ventaja para sus
movimientos"[73]. Como podemos ver a simple vista,
el enorme poderío contra el que luchaba el Huáscar
era muy superior a él, por lo que, en verdad era un barco
y un comandante gloriosos, es como saber que luchando un
día de esos no vas a poder escapar de tus enemigos, que
por ser muchos impedirían incluso la
escapatoria.

Grau en su última noche en Arica meditabundo y
taciturno expresa a algunos de sus compañeros que se le
acercan y le preguntan su estado de ánimo: "estoy muy
triste, algo cuya causa ignoro, me tiene atormentado desde la
mañana; nos decía nuestro querido y respetado jefe
y reclinando su cabeza sobre las manos, permanecía mudo y
silencioso"[74]. Seguramente Grau presentía
que su muerte estaba cerca, como si se hubiese quedado en cuerpo
y no completo, es decir, en cuerpo y alma.

3.5. Muerte y gloria del almirante Grau en el combate de
Angamos.

"Al amanecer del 8 de octubre de 1879, entre Mejillones
y Antofagasta, fueron vistos el Huáscar y la Unión
por una de las patrullas que estratégicamente se
había dividido la escuadra chilena; habían ya
esquivado las naves este peligro cuando tres humos mas
aparecieron en el horizonte"[75]. En ese momento
no supieron donde dirigirse, pues estaban acorralados, la hora
decisiva había llegado, pues Chile atacaba con toda su
marina de guerra. En un principio "la Unión después
de haber maniobrado para atraer sobre si, en cuanto pudo, a la
escuadra enemiga, logro escapar luego debido a su mayor andar que
el del Huáscar"[76]. Por lo tanto la
decisión de Grau estuvo en sus manos y decidió por
honor; luchar hasta la muerte. En cambio la Unión se salvo
porque Grau le ordenó que huyera ya que si no lo hacia, el
Perú se hubiera quedado sin un barquito.

Así que la guerra estaba dada en adelante entre
el Huáscar y la marina de guerra de Chile completa, que ya
no lo estaba mucho porque le faltaba la Esmeralda y el trasporte
Rímac. Y se inicio sin remedio el combate "a las 9:40, el
monitor Huáscar abrió fuego disparando una andanada
de su artillería principal contra el Cochrane a una
distancia de 1 000 Km. La andanada no fue contestada por el
Cochrane que continuó
acercándose"[77]. Seguramente para darle
una andanada mas fuerte y dejarlo fuera de combate bien
rápido, y continuó acercándose; ya "a las
9:48, a una distancia de 200 metros, el Cochrane abre fuego con
sus cañones de proa y centro de estribor. Uno de esos
disparos impactó en el castillo de proa del
Huáscar, arrojando el mascaron de proa al
mar"[78]. Y seguía el combate; Grau desde
la torre de mando ordenaba que se dispare, que gire los
cañones para impactar a los demás enemigos; todos a
la orden, el combate se torna difícil, todos están
desesperados, el comandante sigue dando ordenes, mas disparos son
alcanzados al Huáscar, le hacen mucho daño,
está solo, no puede defenderse de tantos a la vez, Grau no
se rinde, sigue adelante hasta que "a las 9:50 se producen los
tiros mas certeros del Cochrane. Una granada perforó el
costado de babor, sobre la línea de flotación,
explotando y dejando fuera de combate a 12 hombres, los cuales
operaban los manubrios para rozar la torre de
artillería"[79].

Ya unos minutos más tarde, cuando Grau
seguía dando ordenes de abrir fuego "una granada
reventó en la torre de mando del Huáscar a las 9 y
55 minutos y Grau quedo hecho pedazos, así como su
ayudante Diego Ferré"[80]. Es allí
donde se produce el suceso de mando hasta muerte.

En esos momentos desesperantes toma el mando
Melitón, el cual sigue con las estrategias y planes de
Grau para el combate, todos siguen las ordenes, están muy
mal por la muerte de su jefe, pero eso les da mas valor para
morir peleando, sigue una granada del Huáscar, es
respondida por el Cochrane que tiene municiones de acero, le hace
mas daño al Huáscar, le deja con menos hombres,
pero o se rinde, sigue adelante, Melitón sigue dando
ordenes pero es interceptado por las balas enemigas y muere en
combate. Pero no se desaniman, hay mas oficiales en el barco, lo
remplaza el teniente segundo Palacios, que sigue adelante con las
ordenes, no se detiene, el Huáscar casi está
muerto, pero no se hunde y siguen peleando hasta que es herido de
muerte y no puede seguir mas y lo remplaza el teniente
Garzón, que sigue dando las ordenes, pero viendo que no se
puede luchar mas y que iban a llevar a el Huáscar como
trofeo de guerra, previo acuerdo con los oficiales, decidieron
comenzar a hundir el buque. Los chilenos se dan cuenta, no les
permiten, se acercan mucho, demasiado al Huáscar, anulan
sus cañones y logran interceptarlo antes de que lo
hundieran los peruanos.

Resumiendo entonces diremos que en el feroz
enfrentamiento "murieron; el capitán de corbeta
Elías Aguirre y el teniente primero José
Melitón Rodríguez que lo remplazó; el
teniente 2° Enrique Palacios; el cuarto oficial, teniente
Pedro Garzón"[81].

"El combate acabó después de las diez de
la mañana cuando el Huáscar tenía el estado
mayor exterminado, la tripulación reducida en su cuarta
parte, fuego a bordo y la artillería
paralizada"[82]. Como es lógico entonces el
resultado del combate fue desastroso y perdimos allí toda
la campaña naval.

La historia pudo ser un poco mas distinta si se hubiese
escuchado las peticiones de Grau cuando al gobierno solicitaba
granadas aceradas, las únicas capaces de perforar al
blindado enemigo, pero tales nunca llegaron. Aunque igual se
hubiera luchado desigualmente.

Durante el combate, en el Huáscar hubieron
médicos que mientras transcurría el combate
cumplían con sus obligaciones, allí, entre otros se
encontraban: "el jefe de la sanidad naval, con el título
de cirujano mayor, fue Santiago Távara que estuvo
embarcado en el Huáscar. Habían estudiantes de
medicina y farmacia, tanto Távara como sus colegas fueron
heridos en Angamos"[83].

Con la caída del Huáscar en el combate de
Angamos y por consecuencia perdiendo el combate, resultó
"Miguel Grau Seminario, convirtiéndose a su vez en el
héroe patrio del Perú. El combate naval de Angamos
marcó el fin de la campaña naval de la guerra del
Pacífico"[84]. Por lo tanto, tras muchos
esfuerzos por capturar el Huáscar, Chile dominaba el mar,
después de que por seis meses Grau neutralizara el
combate.

Si bien se perdió la campaña naval, aun
faltaba la campaña terrestre, por lo que, solo se
había perdido la mitad del conflicto, aunque las
esperanzas no eran muchas debido a que el Perú no estaba
preparado y no tenía las armas más modernas de su
época. El Perú se alistaba con fusiles
viejos.

Capítulo 4.

La campaña
terrestre

Para la campaña terrestre se tomaron en cuenta
los protocolos firmados por Perú y Bolivia, pero en la
campaña terrestre tomaremos en cuenta el segundo punto el
cual establecía: que Perú debía aportar con
ocho mil soldados y Bolivia con doce mil soldados,
pudiéndose agregar nuevamente efectivos en la
proporción señalada.

Entonces el conflicto comenzó y "las tropas del
ejército chileno iniciaron una serie de maniobras
militares en las provincias de Tarapacá, Tacna y
Arica"[85]. Y así comenzaba la
campaña terrestre.

4.1. La Cruz Roja peruana.

Pero como se ha dicho antes, la Cruz Roja del
Perú se alistó "Para acompañar a las tropas
peruano-bolivianas por los territorios del sur, la embrionaria
sociedad de la Cruz Roja de Lima, organizó, bajo la
iniciativa de la primigenia Junta Central, la primera ambulancia
civil"[86]. Todo esto para salvar a los heridos en
combate. Ésta tenía una buena organización
"la primera ambulancia se componía de un jefe, un
secretario, un ayudante, un capellán, dos médicos,
cuatro estudiantes de medicina y 26 hombres"[87].
Con todo el equipamiento necesario ya que no se contaba con
muchos recursos como ya se sabe.

Esta ambulancia fue financiada por la municipalidad de
Lima "el costo de la primera ambulancia histórica fue de
8,618 soles con 67 centavos"[88]. Cabe destacar
que también para su realización se incluyó
dinero de muchos ciudadanos.

4.2. Batalla de Tacna.

La batalla del Ato de la Alianza o batalla de Tacna fue
una acción bélica que se desarrollo en Tacna "el 26
de mayo de 1880, tras ese terrible combate de Tacna, el
Perú quedó literalmente solo en la lucha, ya que el
estado boliviano nunca mas apareció para pelear en tierras
del litoral. La guerra era entonces, entre el Perú y
Chile"[89]. Pues aquí se enfrentaron los
ejércitos aliados de Perú y Bolivia, ambos
dirigidos por el general boliviano Narciso Campero, contra el
ejercito de Chile, comandado por Manuel Baquedano, que luego de
casi una hora de combate, resultó victorioso. Como
resultado de la batalla, Bolivia se retiro militarmente de la
guerra, la cual solo continuaría ente las fuerzas de Chile
y Perú.

El lugar de la batalla fue la meseta del cerro
Intiorko (en quechua, 'Alto del Sol'). Jorge
Basadre explica que, antes de la batalla, ya se conocía a
la ubicación del campamento aliado con el nombre
de Alto de la Alianza debido al Tratado de Alianza
Defensiva de Perú–Bolivia. También se le
conoce como Campo de la Alianza.

El desarrollo del combate tuvo como centro a Quebrada
Honda, donde "los chilenos llegaron a las 6 de la tarde del 25 de
mayo, y fueron sorprendidos los primeros en llegar, los cuales
traían mulas cargadas con agua. Los húsares de
Junín se percatan de eso y entonces se interponen y les
arrebatan las mulas y el agua"[90]. Ellos dieron
importante información de su ejército, lo que hizo
cambiar de planes al general y decidió atacarlos de
madrugada.

Las intenciones del comandante peruano, Campero no
resultaron exitosas debido a que cuando salieron a la medianoche,
la neblina los atrapó y no pudieron seguir su rumbo,
incluso algunos batallones se perdieron en la niebla por lo que
el coronel Suarez ordenó que se esperara el amanecer para
seguir. Pero a la mañana el batallón chileno los
había visto por lo que les persiguieron a
tiros.

El ejército aliado desplegó sus posiciones
en el cerro de Intiroco e inmediatamente se pusieron a sus
puestos. El ala izquierda estaba al mando del coronel boliviano
Camacho. El centro al mando del coronel boliviano Castro Pinto.
En el ala derecha estaba al mando el contralmirante peruano
Lizardo Montero, cada uno con sus respectivos
batallones.

"La batalla comenzó a la 7 y 30 de la
mañana, ambos ejércitos se divisaron y formaron su
línea de fuego. Pero el ejército aliado junto con
tres batallones nuestros mostró un espíritu
guerrero, animoso y sobre todo bien
comandado"[91]. Se luchó y no se dejo de
bombardear, y poco a poco los chilenos se iban quedando sin
municiones, lo que motivaba su retirada, otro motivo
también era, las bajas numerosas que tenían, por el
enardecido fuego del ejército aliado.

Pero pronto la batalla se voltea, los chilenos luchaban
con fuerza y bastante fuego, logrando de esa manera la muerte de
varios oficiales peruanos y bolivianos. Camacho cae herido, esto
causa el desanimo de las tropas, y es remplazado por el coronel
Gonzales. La situación empeora y a las dos y media de la
tarde caen los últimos reductos aliados, pues el
ejército peruano-boliviano no se rindió nunca y
prefirió morir antes que rendirse.

A las tres de la tarde llegan las primeras noticias de
la derrota en Tacna, mujeres y niños huyen y a los
vencidos aliados que eran perseguidos por los chilenos
allí se siguen disparando y Tacna empieza a ser
bombardeada porque Chile pensaba que existían tropas
escondidas, pero el alcalde de Tacna, Guillermo, va hacia
Baquedano y le dice que no existen tropas en el pueblo y que por
lo tanto cese el bombardeo, este es apresado por Baquedano y
sirve de garantía para que Chile no sufra una
emboscada.

El primer batallón en entrar a Tacna fue:
carabineros de Yungay N°1, con el cual se inició la
ocupación de Tacna y los saqueos y asesinatos a la
población civil de Tacna hasta en los hospitales, fueron
ultimados los enfermos, no se escaparon ni los extranjeros, entre
ellos: franceses, alemanes, austrohúngaros,
brasileños, asiáticos, etc.

Algunos países como Italia, a través de su
cónsul, pidieron al gobierno de Chile que investigue los
excesos que su ejército había cometido con su
población civil neutral en la guerra. El gobierno chileno
no hizo nada.

4.6. Batalla de Tarapacá.

"El 27 de noviembre de 1879 sucedió la batalla de
Tarapacá, la única victoria peruana en la
campaña terrestre del sur. Los esfuerzos de cada miembro
de las ambulancias, no tenía cuando acabar, pues tanto en
los hospitales fijo como sin duda, en los volantes, el trabajo es
sacrificado"[92].

"Este suceso se produce a raíz del desembarco en
Pisagua, el 2 de noviembre donde el ejército chileno de
operaciones inició una serie de penetraciones al interior
del departamento peruano de Tarapacá para consolidar sus
posiciones y asegurar las vías de comunicación y
suministros"[93].

"El comandante chileno, Arteaga, se encontraba llegando
a Negreiros para reunirse con el comandante Vergara y juntos dar
inicio al combate"[94]. Pero Arteaga al llegar a
Negreiros nota que no estaba el otro comandante,
enterándose que se encontraba en Isluga, por lo que
decide, sin provisiones, agua, comida, ir al encuentro de su
compañero, así fue.

El día 26, el grupo al mando de Vergara, lo
ocupó realizando reconocimiento sobre el área que
sería el conflicto, en ello pudieron apreciar la llegada a
la quebrada de la división peruana al mando del coronel
Ríos, por el cual los chilenos tenían una
referencia de ser excelente, asimismo apreciaron a alguien
más que admiraban, se trataba del coronel Alfonso Ugarte.
Las columnas del ejercito peruano llegaron fatigados, se
calculaba eran unos mil; mientras que los soldados chilenos,
contados con todos los que estaban en Tarapacá, sumaban
unos 2 500 soldados, la mitad de ellos fatigados.

Ambos bandos hicieron su plan estratégico de
ataque, que pusieron en práctica.

Para que el plan de ataque chileno resultara como estaba
previsto, era necesario que las tres divisiones chilenas salieran
a distintas horas para llegar a las posiciones prefijadas de
manera prevista. Así, la columna de Santa Cruz
salió a las 3.30 del día 27, una hora antes que las
otras dos divisiones. Esta división, sin embargo, se
encontró con una densa neblina que la hizo
extraviar el rumbo totalmente, de modo que cuando comenzó
a amanecer esta fuerza se encontraba a muy corta distancia de la
división de Ramírez, como decir, casi en el
punto de partida. Siguiendo las órdenes que tenía
Santa Cruz en ese momento, emprendió a paso veloz su
marcha hacia Quillaguasa enviando como avanzada el
batallón de granaderos al mando del comandante
Villagrán, aunque a esa hora ya debería estar
situándose en ese punto toda su división. La
segunda ventaja del plan chileno, la sorpresa, empezaba
también a desvanecerse, puesto que la tropa de Santa Cruz
quedó a la vista de los peruanos que notaron su presencia
de inmediato. Los oficiales peruanos captaron al momento el
peligro que corrían y lograron comprender en pocos minutos
el plan de los atacantes.

"Los peruanos al ver que se les tendía una
encerrona, reaccionaron con rapidez evitando la progresión
de las columnas chilenas, que no pudieron completar las etapas de
despliegue acordadas la noche
anterior"[95]. 

A eso de las once de la mañana los peruanos
redoblan el ataque y les es posible ganar terreno, por lo cual
las tropas chilenas se vieron empobrecidas en hombres y
armamento, es allí cuando ingresa el comandante Arteaga
con su ejército y logra restablecer el combate.
Cáceres pide refuerzos que le son llegados con prontitud y
logra voltear el resultado.

Mientras tanto, en lo alto de la quebrada, la
división chilena al mando del coronel Ramírez
avanzaba por el fondo de la quebrada según su plan, y se
produjo luego el enfrentamiento, pero como su plan no dio
resultado a causa de los desordenes y bajas tenidas con
anterioridad, se vieron minoritarios frente al numero de soldados
peruanos. Se libró una contienda y el número de
chilenos cada vez era menor, se produjo gran cantidad de bajas en
ellos, lo que ocasiono su retirada.

El combate iba a favor de los peruanos, pero
inesperadamente llegan dos batallones chilenos a reforzar su
infantería, lo cual ocasiona un desequilibrio en
número de hombres. "La columna de Cáceres empieza a
quedarse sin municiones y emprenden una especie de retirada para
reabastecerse, enseguida llega el batallón de Alfonso
Ugarte"[96]. El cual logra restablecer el combate,
pero ambos bandos estaban tan cansados de luchar que decidieron
optar por una tregua, de esa forma pudieron descansar tranquilos
y beber durante unos minutos.

La mañana del 27 de noviembre, los cuatro
batallones peruanos se alistan para dar caza a los sobrevivientes
chilenos queriéndoles acorralar en la quebrada, pero no lo
consiguieron, se produce el combate y quedaron prisioneras dos
tropas de Arteaga, se atacaba a los chilenos de forma tan animosa
que se quería evitar que huyeran al desierto,
lastimosamente para los soldados peruanos no contaban con
caballería, lo cual impidió seguir la
persecución y evitar que uno solo quedase vivo.
Allí tuvimos victoria los peruanos.

"Fue una victoria aliada, pero esta no cambió el
curso de los acontecimientos a favor de los aliados, pues Bolivia
se retiró de la guerra después de la batalla del
Alto de la Alianza en Tacna y Chile siguió luchando contra
el Perú"[97].

4.4. La batalla de San Francisco.

La tarea de la CRP sigue adelante y "el 19 de noviembre
de 1879 ocurrió la batalla de San Francisco, allí
las dos secciones volantes de la primera y segunda ambulancia se
esforzaron al máximo para auxiliar a los heridos con los
escasos medios que se poseían en plena línea de
fuego"[98].

Esta batalla es también llamada la batalla de
Dolores, aquí se produjo un enfrentamiento entre las
fuerzas del ejercito chileno y las fuerzas aliadas del
Perú y Bolivia. Las tropas chilenas lideradas por el
coronel Emilio Sotomayor rechazaron exitosamente las fuerzas
lideradas por el general Juan Buendía.

Con los ejércitos frente a frente, el combate se
inició cuando soldados bolivianos que se acercaron en
busca de agua al pozo de Dolores hicieran fuego. Luego de
obtener la autorización de su comandante Amunátegui
(chileno). La batería de Salvo disparó un
cañonazo contra este grupo de soldados bolivianos
iniciando el combate a pesar de los constantes toques de corneta
que los aliados hacían tratando de contener a la
tropa.

El ejercito aliado a cargo del general Buendía
fue rumbo a las posiciones chilenas, pero estas le respondieron
con abundante fuego cruzado, a pesar de éste contingente,
Buendía logro restablecer su ejercito y se dirigió
a atacar el ejército del coronel chileno Castro, cuando
las tropas aliadas estuvieron dentro del campo de tiro,
inmediatamente fueron respondidos por el batallón del
coronel, por lo que no se pudo hacer retroceder a los chilenos,
los cuales en cambio mataban indiscriminadamente al ejercito
aliado, ocasionando su retiro.

En cerro San francisco, los integrantes de Cruz Roja
peruana "durante el cuarto de hora de combate, todos ellos
cumplieron su deber, sin reparar en riesgos, depositándose
a los heridos en un local intermedio entre nuestra
artillería y el cerro San Francisco. En tales momentos,
ese local tuvo que ser, por su proximidad, el depósito
obligado de los heridos"[99]. Muchos de los cuales
murieron y otros fueron trasladados a hospitales, la tarea fue
difícil, el fuego no cesaba, se corría el riesgo de
ser alcanzado por proyectiles, y se tuvo que atender a los
heridos, con los escasos medios que poseían.

La Cruz Roja a pesar de todo el daño que le
causaba el enemigo, acribillando contra ellos, robándoles
su medicina, ultimando a unos de sus compañeros, etc. Se
porto como una debida organización no criminal, dio el
ejemplo de comportamiento en una guerra, a Chile, y es por eso
que ayudó también a los heridos chilenos "penosa
tarea cupo en suerte a esta sección, pues privada de
recursos y de los mas precisos elementos, tuvo que auxiliar a 399
heridos, entre ellos 49 chilenos, no descansando solo un momento:
sus esfuerzos fueron ampliamente recompensados, con la dulce
satisfacción del deber cumplido, salvando de la muerte a
tantos desgraciados compatriotas"[100].

La tercera ambulancia de la Cruz Roja peruana
"corrió a cuenta nuevamente del municipio limeño,
llamándose, por supuesto, Segunda Municipal. Ésta,
no obstante estaría lista en junio (1879), no pudo salir,
por orden del presidente Prado"[101].

4.3. Batalla de Arica.

Con el objetivo único de ayudar a los heridos en
combate, tuvo lugar la cuarta ambulancia que "se formó con
los auspicios del Comité Central, su costo, fue de 16,059
soles con 80 centavos, fue cubierto por la colonia inglesa de
Lima, ella se componía de 38 miembros. Partió del
Callao el 12 de noviembre y se estableció en
Arica"[102]. Para esperar a la llegada de los
chilenos, que se sabía que estaban en camino.

La batalla de Arica, también conocida como asalto
y toma del morro de Arica, fue un suceso bélico que se
llevó a cabo en la ciudad de Arica a principios de junio
de 1880.

Luego de la batalla del Alto de la Alianza, el
ejército que Chile tenía de reserva efectivos
militares que no habían participado en la batalla de Tacna
y lo hicieron en Arica, con un total de 6 500 efectivos, los
cuales franquearon el acceso al norte de la ciudad. El
responsable de la defensa de Arica era el comandante naval Camilo
Carrillo, quien había invocado a arequipeños y
tacneños a defender Arica, pero como cayó enfermo
viajó a Lima y se nombro a Francisco Bolognesi defensor de
la plaza.

El ejército peruano contaba con 1 600 efectivos,
al mando de Bolognesi, la cuidad era defendida por el monitor
Manco Cápac, al mando del capitán de fragata
José Sánchez.

Bolognesi manda un telegrama al prefecto de Arequipa,
pidiendo los refuerzos del coronel Leiva, diciéndole que
aun hay tiempo y posibilidad de salvar la plaza, pero
éstos refuerzos nunca llegaron. Ese mismo día
desertó del ejercito el coronel Belaunde al mando del
batallón "cazadores de Piérola" uno de los cuales
acordaron resistir hasta el final en el concejo de guerra, siendo
declarado traidor a la patria.

El 5 de junio el general Baquedano (chileno).
Mandó al mayor José de la Cruz para intimar la
rendición de la plaza, diciéndole a Bolognesi que
conoce el número de efectivos de su ejercito y que
sería buena idea evitar un derramamiento de sangre
inútil; a lo que Bolognesi respondió: tengo deberes
sagrados que cumplir, y los cumpliré hasta quemar el
último cartucho; y el mayor le respondió: entonces
mi misión está cumplida.

Hizo esto Bolognesi con previo acuerdo y consulto a los
15 oficiales que le acompañaban; esto ocurrió en la
llamada casa de la Respuesta en Arica.

El 5 de junio se hizo un bombardeo a las 16 horas en la
que resulto vencedor Chile. El 6 de junio se libra un combate
naval en el cual el vapor peruano Manco Cápac, lucha
contra el Cochrane, el Magallanes y el Loa. El 7 de junio se
libró un combate de infantería donde los oficiales
peruanos al mando de sus batallones también murieron junto
a sus soldados, y otra vez, la victoria fue chilena.

En el combate del Morro, el capitán del buque
Manco Cápac, después de tiroteos con el enemigo,
decide huir y hundir la embarcación para evitar que caiga
en manos de Chile, su tripulación fue tomada prisionera
por Chile.

En el combate del morro inicialmente murieron oficiales
peruanos y soldados, de los cuales pertenecían a distintos
regimientos. Allí Bolognesi quiso hacer uso de las
dinamitas que había colocado pero no funcionaron
lamentablemente por la electricidad que no fluía,
así que Chile se vino sin bajas inicialmente. Cabe
destacar que Chile también tenía muchas bajas, se
podría decir la mitad de los peruanos, es decir en
proporción de 2 peruanos a 1 chileno.

En el transcurso del combate, Chile logra la victoria,
matando al general de la plaza, Bolognesi; el coronel de la
octava división: Alfonso Ugarte, tomo el pabellón
nacional y lo echo al mar. Luego de estos sucesos, los chilenos
se dirigieron hacia la población civil e incluso
incendiando la ciudad y cometiendo excesos contra su
población.

El "7 de junio del mismo año, como ya dijimos, en
este trance fueron de notable ayuda las naves chilenas Loa y
Lamar, las cuales llevaron a los heridos menos graves a Lima,
quedándose los mas delicados en los monoscomios
tacneños y
arequipeños"[103].

Chile no tenía noción de que es ganar una
guerra a su parecer, pues una vez acabando y derrotando al
general Bolognesi y a sus oficiales, se dirigieron también
a las carpas de la CRP, donde "había ya muchos heridos
amparados bajo la Cruz Roja de la 4ª ambulancia, entre ellos
el coronel Luna, jefe del batallón "cazadores del Misti".
Los soldados chilenos llegaron a la ambulancia. Se llevaron
cuanto creyeron les convenía, rompieron a balazos los
cajones del botiquín, por último asesinaron cruel y
cobardemente al coronel y un capitán. Tirándoles a
boca de jarro"[104]. No respetando de esa manera
ni siquiera a la CRP, que no estuvo en ningún momento
armada, solamente con su única misión de salvar a
los heridos, esto los chilenos no respetaron en lo
mínimo.

Las inhumanas acciones de Chile se siguen mostrando:
"cuando pasó el ejército chileno, la sección
volante de la segunda que había precisado a suspender la
traslación de los heridos, avanzó hasta sus
primitivas posiciones y observó, con horror, que se
había victimado a todos los heridos y saqueado la
carpa"[105]. Por lo tanto es posible afirmar que
no tenían conciencia de ganar una guerra ganada, pues no
hay porque rematar a los muertos y heridos.

"Las carpas saqueadas, allanadas, los heridos vilmente
asesinados dentro de ellas, y se repasa horrible. Ni los miembros
de las ambulancias, se libraron de los excesos del enemigo, pues
además de lo ocurrido murió un voluntario de la
4ª ambulancia, y fue gravemente herido otro de la
segunda"[106]. Así se afirma el
espíritu sangriento de Chile; como si no quisiera ver de
nuevo, al Perú levantarse.

Para el transporte de los muertos y heridos se alistaron
embarcaciones, entre ellas "trajo también el
"Limeña". Además de los heridos y enfermos, cuya
cifra fue 162, los cadáveres de los coroneles Bolognesi,
Moore y Zavala, que tan denodadamente defendieron
Arica"[107].

La capital peruana "subestimó completamente la
situación bélica, lo que contribuyó a
desestabilizar completamente su clase política y evitar
una preparación efectiva para enfrentar el desembarco
chileno al sur de la ciudad. En enero de 1881, las tropas
chilenas entraron en Lima, después de las batallas de San
Juan y Miraflores.[108]"

Capítulo 5.

Chile entra en la
capital peruana

5.1. Batalla de San Juan.

"En noviembre de 1879 y enero de 1881, logró el
invasor chileno, apoderarse de la capital del Perú,
demostrando un espíritu
sangriento"[109].

Estas batallas se desarrollaron consecutivamente en La
Villa, Las Pampas de San Juan y Santa Teresa, el cerro
Marcavilca, el morro Solar y el pueblo de
Chorrillos. Después de ocho horas de combates en diversos
frentes, el ejército chileno resultó victorioso.
Luego de la batalla, hubo incendios y saqueos en Chorrillos
y Barranco y, al día siguiente, se acordó una
tregua y se efectuaron negociaciones, mientras ambos
ejércitos hacían preparativos para un posible
enfrentamiento, que se produjo en la batalla de Miraflores,
después de la cual las tropas chilenas entraron a
Lima.

"Después de asegurado el dominio chileno en el
sur del país, parte desde Chile la expedición Lynch
con el objetivo de imponer impuestos a los dueños de las
Haciendas azucareras o destruirlas. Estas constituían un
fuerte económico al
país"[110].

El secretario estadounidense Evarts, promovió las
conferencias de Arica con el fin de detener el conflicto, ya que
los cañoneos involuntarios producidos por Chile en plena
guerra, habían dañando muchas casas extranjeras y
que ahora venían sus embajadores para hacerle un alto,
pero las negociaciones resultaron infructuosas, debido en parte
que la población chilena quería que se intentase la
invasión y toma de Lima.

"El 20 de noviembre de 1880, desembarcan los chilenos en
Chilca, con 8800 soldados que fueron reforzadas el 2 de diciembre
con 3500 soldados, al mando del coronel Francisco
Gana"[111].

La marcha que emprendían ambos ejércitos
estaban cerca, Cáceres alistó sus tropas a las tres
de la madrugada, mientras que Lynch lo hizo a las cuatro y
treinta de la madrugada. Seguían de noche el camino,
cuando al amanecer se encuentran y se produce el
conflicto.

El general Pedro Silva ordeno que se mantuviera el
control sobre los territorios ganados en Perú, tales como:
San Juan y Pamplona (en Lima).

Mientras tanto en La Villa, el ejército de
Iglesias se enfrentaba a las fuerzas de Lynch. En tanto el
general Baquedano ordenó que se reforzara el
ejército de Lynch y que se mantuviera resguardado por la
artillería.

"El comandante chileno Sotomayor ataco las casas de La
Villa, mientras tanto Miguel Iglesias reforzó su
ejército con los diversos batallones, logrando un
número de 2 500 soldados, reorganizados en
dirección a Marcavilca"[112].

El general Emilio Sotomayor, que había recibido
la orden de atacar el centro de la línea peruana,
resolvió entonces concentrar el ataque entre San
Juan y Pamplona. El coronel Gana, por iniciativa propia
había dirigido al Regimiento Buin hacia las
alturas del sur de San Juan, antes que Sotomayor llegara
allí, preparando el lugar para la batalla.

"Sotomayor inició el ataque entre San Juan y
Pamplona enfrentando a las líneas peruanas,
dirigiéndose hacia la trinchera donde se encontraban los
batallones: Ayacucho 83 y Libertad"[113]. El
general Pedro silva, envió de refuerzo al batallón
Huánuco 17, pero apenas comienza el ataque es herido su
comandante. Silva decidió también enviar al
batallón Paucarpata 19 en calidad de reserva; pero no
logro reforzar al batallón anterior.

El regimiento Burin, cargó contra el reducto del
cerro Viva el Perú atacado por el frente y los flancos, se
iba a mandar a batallones peruanos a defender la posición,
pero cuando llegaron ya la habían tomado los chilenos.
Entonces, el Paucarpata 17 se desorganizó y se
retiró, lo mismo hizo el Huánuco 17. El general
Silva decidió enviar más batallones pero
lamentablemente la mayoría estaban desgastados, sin
municiones y sin ánimo.

En el cerro Santa Teresa las fuerzas de Canevaro y
Cáceres fueron atacadas también por el flanco
izquierdo. El general Silva dispuso enviar al batallón del
coronel Augusto Barrenechea y luego al batallón del
coronel Lorenzo Rendón para apoyar a Canevaro. La
posición fue imposible sostener por lo que se retiran de
la línea de fuego. "El general Baquedano envió a
los Carabineros de Yungay al mando del teniente coronel
Manuel Bulnes. Apoyados por otras fuerzas, con
órdenes de detener la retirada
peruana"[114]. El general Silva envió a la
5ta Brigada de caballería al mando del coronel Morales
Bermúdez, para proteger la retirada de las fuerzas
peruanas.

Los Carabineros y granaderos continuaron su carga, hasta
llegar a la Pampa de Tebes, donde debieron detenerse por la
acción de las fuerzas peruanas. En la retirada,
Cáceres y Canevaro se encargaron de reunir a los
dispersos, reorganizándolos con el fin de enfrentar a las
tropas chilenas.

El coronel Silva ordenó que se emprendiera marcha
a Chorrillos, sufriendo bajas en la contramarcha. Los coroneles:
Cáceres, del Valle y Carrillo, tuvieron que organizar el
ejército y dirigirlos a Barranco en dirección a
línea de Miraflores.

Mientras tanto, en Marca Vilca y Morro Solar, a las
cinco de la mañana, el coronel Panizo (peruano). Es
informado del inicio de la batalla, por lo que se instala en
Morro Solar.

"El coronel Miguel Iglesias, jefe del cuerpo numero uno
del ejército peruano, reunió cuatro batallones, dos
de ellos habían luchado en La Villa, todos sumaban 2 500
soldados, en dirección a
Marcavilca"[115].

En cuanto a Chile, luego de las acciones de San Juan,
partieron con su infantería y artillería a
Marcavilca.

El coronel Panizo, observó las tropas de
Iglesias, por lo que resolvió ayudarlo y juntarse con sus
tropas para contrarrestar el ataque del enemigo; así fue,
juntos destruyeron gran parte del regimiento Chacabuco, ultimando
a sus dos primeros comandantes.

Patricio Lynch mando traer refuerzos, pero esas noticias
no le llegaron a su general Baquedano, así que no se
enteró de sus dificultades. Mientras tanto el
ejército chileno estaba retrocediendo por falta de
municiones; pero pronto un oficial voluntario va y trae consigo
municiones, lo que hace que los chilenos sigan
ofensivos.

"A las siete de la mañana, la cañonera
Pilcomayo y la lancha Toro son puestas al frente del Morro Solar
para acribillar a los soldados peruanos, se libró un
combate de una hora"[116].

"A la una de la tarde con cuarenticinco minutos, son
encontrados solo 100 hombres que luchaban en el Morro Solar al
mando de Panizo"[117]. Quienes rodeados defienden
sus posiciones, siendo ultimados y quedando por lo tanto los
chilenos, dueños del Morro.

En las contiendas que tuvimos con Chile entre Marcavilca
hasta Morro solar, éste perdió 88 oficiales y 1873
soldados, y en Perú resultaros presos 288 soldados
peruanos, entre ellos algunos oficiales tales como Miguel
Iglesias, Guillermo Billingurst, Carlos de Piérola, entre
otros.

A la villa de Chorrillos fueron enviados los batallones
peruanos del cuerpo de Suarez que no habían participado en
San Juan.

El general Baquedano reorganizó su ejercito y a
las diez de la mañana y envió tales batallones a
Chorrillos al mando de Sotomayor. El general ordenó
además que acompañasen regimientos de
artillería y que se trasladase la base de su
ejército a un punto más cercano a las futuras
acciones bélicas.

Al ver el avance de los chilenos, el coronel Panizo dio
la orden de que se disparara contra ellos, logrando detenerlos
tres veces en su avance hacia San Juan y Chorrillos. Suarez
defendió su posición con su batallón Zepita
número 29.

Chorrillos fue rodeado por las tropas de Pedro Lagos y
avanzaron junto a él, el regimiento Esmeralda, y el
regimiento Aconcagua que avanzaron hacia el norte del
poblado.

Suarez organizo a los dispersos de los batallones Ancash
25 y Jauja 23, que junto al Concepción, enfrentaron las
fuerzas chilenas. Los detalles de este enfrentamiento solo pueden
ser narrados en general, debido a que los oficiales y los
soldados se escondieron en las casas, esquinas, habitaciones, y
los chilenos con el afán de no dejar uno solo vivo, le
prendieron fuego a estos patrimonios. Aun así se enviaron
desde Miraflores refuerzos para los peruanos pero fueron
detenidos por los chilenos.

Las tropas de Suarez finalmente se retiraron hacia
Barranco, con dirección a la línea de Miraflores.
Éste combate duró cerca de tres horas, en las que
el ejército chileno destruyó casi totalmente a la
población, pues abusó de su artillería e
hizo desmanes.

5.2. Desorden y desastres.

Una vez que Chile logró el control de la capital,
se produjeron hechos repudiables y vergonzosos, tales como por
ejemplo: "saqueo de la propiedad privada, el pillaje del
patrimonio cultural del Perú, y la destrucción
sistemática de la riqueza material del
país"[118]. Que nada tenía que ver
con la guerra, no tenían por qué hacer tales cosas,
es como si hubiesen querido que nunca mas el Perú se
volviese a levantar.

Los chilenos perdieron la noción y la consciencia
aun; mas cuando abrieron las puertas de las bodegas de
licorería y se embriagaron muchos de ellos, ultimando a
sus propios jefes, perdiendo la disciplina y matándose
entre algunos de ellos, entre ellos. Los comandantes del
ejército chileno ante esto pusieron orden pero ya se
habían cometido desastres. Los periódicos de Chile
también comentan sobre este hecho pero limitadamente,
algunos de los cuales dicen que es una vergüenza no poder
controlar las tropas.

Recordemos que el presidente del Perú cuando se
inició la guerra con Chile, era Mariano Ignacio Prado, el
cual huyó al extranjero con el pretexto de ir a comprar
armamento; pero nunca regresó, debido a este panorama, sin
las necesitadísimas armas que no habían, sin
municiones, osea, sin lo necesario para entrar en guerra, es
mucho mas que indignante, y un hecho muy cobarde de su
ética y formación militar, eso es no querer a su
patria, gracias a él se perdió la guerra en parte.
Esto fue aprovechado por el caudillo Nicolás de
Piérola para autoproclamarse Jefe supremo de la
República del Perú.

Pero como los chilenos estaban en Lima "Piérola
Villena, se retiró de la capital para pretender seguir
gobernando desde el interior del país, fue sustituido por
un gobierno civil"[119]. Debido al vacío de
poder.

"Y los peruanos ante vacío de poder, designaron
como presidente al destacado jurista arequipeño, doctor,
Francisco García Calderón"[120]. Que
se negó a firmar la entrega del departamento de
Tarapacá.

Capítulo 6.

Organización de la campaña de
la Breña

Sin posibilidad de paz "el jefe de la ocupación
chilena, Patricio Lynch estableció su cuartel militar en
el palacio de Pizarro, en Lima, y dirigió el combate
contra la resistencia peruana en la sierra, en lo que se nomina
campaña de la Breña o campaña de las Sierra,
enfrentando abundantes actos de
sedición"[121].

6.1. Cáceres organiza la resistencia.

"Después del enfrentamiento de San Juan y
Miraflores, el entonces coronel peruano Andrés Avelino
Cáceres y otros, como el capitán José Miguel
Pérez, decidieron llegar a los andes centrales para
organizar y reiniciar la resistencia del ejercito de
ocupación chileno"[122]. Es por eso que en
su afán de hacerlo posible, se valió de distintos
medios, y efectivos militares que no lo eran, sino que él
había planteado organizarlos, entre los cuales se contaban
campesinos, indios, etc. De esa forma poco a poco y recibiendo el
apoyo de cada una de estas organizaciones, es que fue
reorganizando su ejército.

"Cáceres organizó la resistencia entre la
población civil de la sierra central, y el coronel
Gregorio Albarracín en la sierra sur, quienes organizaron
una efectiva guerra de guerrilla durante tres
años"[123]. Durante los cuales se
luchó con honor, sin municiones suficientes y sin la
instrucción militar que se necesita para entrar en
combate.

6.2. Los guerrilleros indígenas.

"Las comunidades se armaron con sus seculares mazas,
hondas y lanzas. En cada pueblo tenían una corneta en
observación sobre un cerro, que daba la alarma cuando se
acercaba alguna partida enemiga"[124].
También se usaron otras señales como los tambores.
Estos indios se unieron a Cáceres, este los
convenció, y lo hizo porque él, como era procedente
de Ayacucho, podía hablar el Quechua, de forma que los
indígenas hasta llegaron a confundirle con el antiguo
Inka.

Los indígenas, como es de suponer, tienen
tácticas militares diferentes a las nuestras, por lo que
hicieron uso de aquellas, por ejemplo: "los habitantes de los
andes corrían a las alturas donde tenían acopio de
galgas, que echaban a rodar en los senderos estrechos al paso de
los chilenos"[125]. Esto sin lugar a dudas era una
forma de muerte demasiado horrorosa y que además los
chilenos ni lo imaginaban, estos lucharon
salvajemente.

Chile en los andes no mostro respeto por los
indígenas ni los campesinos, los cuales fueron igualmente
masacrados como soldados, por eso Cáceres hacía
arengas para animar a la población y evitar cualquier tipo
de abuso por parte de los chilenos y "he aquí los extremos
a los que son conducidos los pueblos oprimidos por un vencedor
implacable y cruel, y que empuñando las armas para
defender sus hogares, saborearon hasta el colmo una venganza
horrible"[126]. Debido a que cometieron excesos
contra su población desde casi todo punto de vista, por
ejemplo: violaron su patrimonio.

Los indios seguían luchando, se juntan diversos
pueblos ofendidos por los chilenos por violar sus principios
morales, etc. Y es así que "el pueblo de Vilcabamba, a sus
seis leguas del cerro, se sublevó. Fue un destacamento, y
después de su victoria incendiaron completamente la
población, ultimando a cuantos tomaron
prisioneros"[127]. Esto denota la cólera a
los chilenos por ofenderlos, masacrándolos igual que a
ellos.

Los chilenos consientes de sus actos, hicieron
barbaridades en las comunidades, pues como dicen algunos autores,
es por eso que se revelaron éstos, por los abusos, y fue
de ese modo que "sintieron el calor del patriotismo, solo cuando
la invasión les tocó sus reducidos patrimonios, la
vaca, la ovejita, la gallina, la sementera, y sobre todo los
accesos brutales contra sus mujeres"[128]. Sobre
todo esto último, como se sabe por distintos medios
bibliográficos, los soldados chilenos, cometieron abusos
excesivos, como violación sexual a las mujeres de los
indios, de las mujeres de los campesinos, de las limeñas y
de los sitios por donde pasaban.

"La sierra fue para las fuerzas invasoras, un escenario
militar imprevisto, cuyas características demoraron en
comprender. Ellas incluían no solo rasgos muy peculiares
de la vida material"[129]. Para esta
adaptación brusca y rápida pagaron precios altos,
pues algunos soldados se morían con las diversas
enfermedades naturales que habían en la época, y
como jamás pensaron llegar a esos extremos de luchar por
esas partes del territorio peruano, ni siquiera tenían
estrategias, lo que tenían era demasiados soldados y
municiones.

Luego de que pasan unos días y probablemente unos
meses, los chilenos armaban sus planes con conocimiento del
territorio de los andes, y es "en ese entonces, como ya hemos
comentado, la sierra era un escenario de pillaje donde las
fuerzas chilenas actuaban casi sin frenos ni obstáculos.
De otro lado muchos políticos y soldados chilenos pensaron
que la guerra había concluido luego de la ocupación
de la capital peruana"[130]. Todo se debía
a la poca resistencia peruana en los andes y poca cantidad de
municiones, y como es lógico muchos chilenos pensaron que
con la toma de Lima la guerra había concluido, pero
Cáceres opuso resistencia.

El 19 de abril de 1882 se produce la destrucción
del pueblo de Chupaca, debemos suponer que aquellos no
tenían las armas suficientes, fusiles viejos, sin
preparación militar, es decir, todo imprevisto, es por eso
que "el combate fue horroroso, los invasores tuvieron que emplear
unos la carabina y otros el sable; un indio empuñaba el
caballo, otro lanzaba al jinete, los pocos rifles
resistían a toda la infantería
enemiga"[131].

También hubieron epidemias en la guerra "si Rusia
tuvo su general Invierno, el Perú en tiempos de guerra del
pacífico tuvo, en cierta forma, sus mariscales Tifus,
fiebre amarilla y viruelas"[132]. A causa de las
cuales, muchos desertaron, y se vieron los jefes obligados a
hacerlos regresar, con la condición de que si se retiraban
del combate serian declarados traidores a la patria, es por eso
que incluso después de la guerra se dice que Lynch,
ejecutó a mas de 200 efectivos de su ejército, por
no obedecer sus ordenes.

"Según estadísticas especiales chilenas,
entre septiembre de 1882 y junio de 1883, 726 soldados del
ejercito de operaciones en el Perú padecieron de
enfermedades naturales, sin especificar cuales habían
sido. Muchos chilenos a causa de esto
desertaron"[133].

Cáceres esta vez se encontraba entre
Ñahuimpuquio y Pucará librando otra batalla, la
misma que fue favorable a él, y se puede constatar en sus
escritos, cuando escribe: "por los jefes de los guerrilleros,
sé que el camino es un reguero de sangre, lo que prueba
que han tenido muchas perdidas y han pretendido ocultarlas como
de costumbre, cargando con la mayor parte de sus
cadáveres"[134]. Esa costumbre era propia
de los chilenos, pero cuando se producían demasiadas bajas
en sus ejércitos no podían ocultarlas muy
bien.

Las masas de guerrilleros indígenas, con tanta
ira luchaban aun sin armas, su deseo de venganza era grande, es
por eso que "fue el mismo Cáceres quien señala que
las "enormes masas de gentes decididas al sacrificio", que se
levantaron con tanto entusiasmo, invocaban "quizá" por
primera vez el nombre sagrado de la patria"[135].
Los indígenas no se hubieran entrometido a la guerra
simplemente sino les hubieran tocado sus reducidos patrimonios a
ellos, porque de otra manera no saben para que luchar, solo
necesitan su bienestar, su tranquilidad.

"La movilización campesina en caso de la sierra
central, fue efectiva en el respaldo a la resistencia enarbolada
por Cáceres, por el hecho de ser una región y
contener una población mas integrada que Lima así
como Chupaca"[136]. Por esto y muchas razones mas,
el Brujo de los Andes, decidió que allí se opusiera
la resistencia, se sabe que en las comunidades indígenas
todos actúan por mandato de su líder, de ese modo
es mas fácil hacerles entender la situación y
encaminarles hacia actos deshumanizantes, sangrientos y
brutales.

"Con relación al nacionalismo campesino,
Hellín a llegado a decir "los chilenos no eran enemigos
por ser chilenos, sino porque destruyeron e invadieron ese
terruño, el bien mas preciado del campesino, la fuente de
su vida y subsistencia""[137].

La comunidad nativa de Comas, también
participó pero solo por el hecho de que los chilenos
llegaron a molestarlos, pues ellos en ningún momento
entraron en el combate con el Brujo, debido a que esta comunidad
es la mas brava que existe y nunca ha sido doblegada ni por los
españoles se cuenta, todo esto porque son diferentes a las
demás comunidades, es como decir. Son "mas animales". Y no
respetan a los que intentar tocar sus patrimonios. Aun
así, sin saberlo, el ejército chileno no teniendo
tales precauciones, y queriendo arrebatar todo a su paso, fueron
y llegaron "el 2 de marzo de 1882, un destacamento chileno
sufrió en los alrededores de la población, una
devastadora emboscada con galgas que prácticamente, los
destruyó"[138]. Esto, por no decir, que los
acabó con todo oficiales.

Al brujo de los andes "llamabanle "Taita", que en
castellano significa padre, y al hablarle se descubrían la
cabeza empeñándose en arrodillarse y besarle las
manos"[139]. Cáceres fue confundido con un
Inca o un Dios Sol, debido a la gran agilidad y estrategia con la
que organizaba su ejército, además de otras cosas
entre las cuales, dominaba el Quechua, fuente
importantísima para atraer su colaboración de los
indios en masa.

"Es necesario tener presente la sociología del
indio, su idiosincrasia y tradición, para comprender como
pudieron el General Cáceres y su ejercito, realizar la
campaña de la Breña, que mas que realidad, semeja a
un cuento prodigioso"[140]. Esto porque hubo otras
tropas de Cáceres que lo intentaron y no recibieron en
cambio nada, porque no sabían como llegar a ellos, cosa
que si pudo hacer Cáceres, es por eso impresionante el
tener indios y personas civilizadas luchando en un mismo
ánimo.

"La resistencia militar liderada por Cáceres en
las regiones sur y centro andinas tuvo varias victorias con las
fuerzas chilenas y se dirigió a Cajamarca en la sierra
norte, para evitar el encubrimiento de Miguel Iglesias, quien
desde 1882 había manifestado firmar la paz con el gobierno
chileno, aceptando cesión
territorial"[141]. Y como muchos estaban en
desacuerdo, Cáceres arengó a sus tropas para dar la
batalla final que es la batalla de Huamachuco, donde se
decidía finalmente el ganador de la guerra, puesto que no
quedaba más infantería ni artillería en el
Perú para seguir oponiendo resistencia.

6.3. Batalla de Huamachuco.

"El 10 de julio de 1883, se desarrollo la batalla de
Huamachuco entre Andrés A. Cáceres y Alejandro
Gorostiaga, finalizando con victoria
chilena"[142].

El ocho de julio de 1883, Cáceres decide no tomar
el camino de Santiago de Chuco para llegar al poblado, sino el
camino de escalerillas para llegar al sur de Huamachuco, por la
cordillera de Huaylillas y van ocupando las alturas de Cuyulga al
suroeste. Cáceres ordena al coronel Secada atacar la plaza
desde el cerro Santa Bárbara. Al coronel Pedro Silva,
atacar la derecha del poblado, y al coronel Recabarren la
izquierda, capturando suministros dejados por las tropas
chilenas.

Las fuerzas de Gorostiaga se retiran al encontrarse en
posición desventajosa, perdiendo vestuario y
municiones.

El 9 de julio de 1883, algunas compañías
de Cáceres que ocupaban el pueblo se acercan al cerro
Sazón, teniendo intercambio de fuego entre ambos bandos.
La plana mayor de Cáceres decide enfrentar con fuerza el
11 de julio.

Inicialmente se tuvo suerte con las guerrillas, pues se
estaba obteniendo la victoria. Los chilenos unos tras otros
batallones se unían y reforzaban su línea, los
peruanos hacían lo mismo, el combate se torna parejo en el
cerro Conochugo, por lo que Gorostiaga envía más
tropas a defender la artillería y la
caballería.

Cáceres escribe en sus memorias: "cuando me
dirigía con mis ayudantes y escolta al sitio culminante de
la brega, para dar con mi presencia, mayor impulsión al
ataque, vino hacia mí un soldado herido, y pretendiendo
tomar las riendas de mi caballo, me detuvo diciéndome
"taita, mi general, ve que he cumplido mi juramento de los TRES
RÍOS". Y desplomose
muerto"[143].

A las doce del medio día, las fuerzas de
Cáceres hacen retroceder a los chilenos, pero debido a que
no contaban con más municiones, tuvieron que enfrentarse
con bayonetas y la culata de sus escopetas. Cáceres ordena
la retirada de su artillería pero en eso es tomada por la
caballería chilena.

Es seguido por su escolta Cáceres, con la
finalidad de reagrupar el batallón de Tarma y logró
hacerlo, lo preocupante era luchar y resistir sin municiones, por
lo tanto la infantería y caballería chilena los
aplastaron, haciendo de un combate desigual, un combate
sangriento y carnicero.

Hecho esto, los chilenos se propusieron perseguir a los
dispersos, incluso quisieron capturar al coronel Cáceres
pero no lo lograron. A los prisioneros, Gorostiaga dio la orden
de ejecutarlos sin discriminación, aunque no todos eran
soldados por lo que no todos deberían ser muertos como
prisioneros de guerra.

Cáceres se dirige a Ayacucho, donde reorganiza su
ejercito con 1 000 soldados, Lynch también manda 1 500
soldados para enfrentarlo en una nueva guerrilla.

El 20 de octubre de 1883 se firma el tratado de
Ancón y estaba pendiente la promulgación por el
estado peruano. El 25 de octubre una revuelta popular y
militar depone el gobierno de Lizardo
Montero en Arequipa quien se retira a La Paz,
con lo cual tropas chilenas al mando de Velásquez ocupan
la ciudad. Cáceres como segundo Vicepresidente asume el
Gobierno del Perú. Cáceres se aproxima a Ayacucho
para enfrentar a Urriola encargado de luchar con los 1 500
soldados. El 12 de noviembre Urriola se retira de
Ayacucho siendo atacado por las guerrillas "el 3 de mayo de
1883, la base del tratado de Ancón ya estaba acordada
entre Patricio Lynch y Miguel Iglesias quien firmó este
convenio inicial desde Cajamarca"[144]. El
ejército de Cáceres se enfrenta en diferentes
batallas a las fuerzas de Iglesias que contaban con el apoyo del
gobierno de Chile.

Esta batalla se dice que fue decisiva para el
término del combate, debido a que no se contaba con
más soldados ni armamento tanto como
municiones.

"En octubre de 1883, el tratado de paz que lleva el
mismo nombre del sitio en que se firmó, puso fin a la
ocupación chilena en el Perú"[145].
Esto garantizaba: la retirada del ejército chileno del
Perú, la pérdida para siempre del departamento de
Tarapacá, la ocupación de diez años de las
provincias de Tacna y Arica, expirado este periodo se
organizaría un plebiscito para determinar la nacionalidad
de éstas otras concesiones.

A pesar de todo, el Perú tuvo la intención
de armarse nuevamente, pero solo contaba con mil efectivos y dos
cañoneras, por lo tanto era técnicamente imposible.
Equivale a decir entonces, que aquí se acabó la
guerra con victoria chilena.

Una vez terminada la guerra "la asamblea constituyente
aprobó el tratado. Iglesias marchó a Lima para
asumir el gobierno del Perú. Después de la guerra,
las diferencias entre Cáceres e Iglesias dieron origen a
una guerra civil entre partidarios de ambos lideres, que
finalizó en 1885 con el triunfo del
primero"[146].

Capítulo 7.

Consecuencias de
la Guerra

Esta guerra como ya se presume, trajo consecuencias
desastrosas y un quiebre económico inmenso, además
de porque no decirlo, la lucha del poder entre Miguel Iglesias y
Cáceres, la cual lógicamente trajo mas problemas al
país en lugar de solucionarlos, entonces el país se
vio sumido en una difícil "crisis institucional, moral,
psicológica y material que se abatió sobre el
puerto peruano"[147]. Al inicio y en todos los
rincones del País, causando un afán muy grande de
la población en su conjunto, ciertamente con ánimo
renacentista.

7.1. Cuantiosas pérdidas.

Además de los desastres causados por Chile en
Lima "El botín estuvo constituido por libros, documentos
históricos y obras de arte; lo que no pudieron llevar lo
destruyeron"[148]. Además Como podemos
recordar por ejemplo: el reloj del gran Pedro Ruiz Gallo, el
cual, para su época, era en verdad un reloj demasiado
adelantado; se cuenta que además de dar la hora; daba el
día, el mes, el año, el siglo, la estación,
el cambio lunar, etc. También tenía dos soldaditos
insertos en él, los cuales al medio día cantaban el
Himno Nacional del Perú. Era en realidad una maravilla.
Lastimosamente los chilenos se lo llevaron también, pero
Ruiz Gallo, se cuenta, le sacó una pieza fundamental del
reloj, por lo tanto, ya no funcionaba y no saben como hacerlo
funcionar hasta el día de hoy.

El enemigo, ingresó a nuestra biblioteca
nacional, la incendió, hizo de ella su caballería,
la destrozó, perdiendo allí una gran cantidad de
obras, libros, etc. De diversos autores, las cuales se perdieron
para nunca más.

7.2. Lecciones para aprender.

"No confiar en falsas prosperidades que nos
proporcionaron el guano y el salitre y la de no actuar
irresponsablemente en la política"[149].
Así como el presidente Mariano Ignacio Prado, el cual
abandonó el país cobardemente.

No firmar tratados secretos con otros países que
no se sabe si nos van a ayudar en tiempos de guerra o no, que es
el tiempo justo cuando más se los necesita.

Comprar armamento siempre, estar actualizándose y
tener las armas mas sofisticadas de la época, toda vez que
no estamos exentos de una guerra.

Tener las casas hechas, listas y siempre en guardia para
un posible ataque. No improvisar como siempre nos sucede, y sobre
todo luchar pero con armas y con municiones, pero no sin ella, es
ridículo, se perdería muy fácilmente y solo
quedaría luchar con honor como lo hizo el ejemplar coronel
Cáceres, junto a muchos otros.

Elegir bien a nuestros representantes, no a quienes nos
abandonan en el momento mas oportuno de su participación.
Hacer de nuestra política, una política responsable
más no lucrativa.

No estar metidos en problemas ajenos que los
países se disputan, aun sabiendo como es nuestra realidad
hasta con la inestabilidad gubernamental, en este caso no tuvimos
por qué estar allí, pero por no actuar
responsablemente, resultamos inmersos en una guerra que no nos
correspondía.

7.3. Entre otras cosas.

Debemos recordar que el Perú pudo no entrar en
guerra, pues "la declaración de neutralidad, por lo tanto,
era técnicamente posible"[150]. Debemos
recordar también a la Cruz Roja peruana que "en ese celo
por constituir lo mas pronto posible un sistema de auxilio a
favor de la guerra convirtió al Perú en el primer
país de América en contar con una sociedad nacional
de estas dimensiones"[151]. Su reconocimiento
oficial de la CRP "lo brindó el propio comité
Internacional en la circular N°45, del 8 de mayo de 1880,
dirigida a la Junta Central, en la que confirmaba la fecha
inaugural de la Cruz Roja del Perú: 17 de abril de 1879, y
sentaba sin ninguna duda, que una Cruz Roja nueva, se
había formado en el
Perú"[152].

Respecto a el combate del 21 de mayo "luego expresa: la
falta de disciplina y de ejercicios de fuego en la ya mencionada
fragata. Ha sido la verdadera causa de su
pérdida"[153]. Con esto Grau hace
mención a la irreparable pérdida de la
Independencia, en una circular que envía al
presidente.

Si los chilenos ya había tomado la capital, se
supone que la guerra allí había terminado, mas
Cáceres: "consideró que el Perú necesitaba
del ejemplo moral de quienes no se rindieron. Continuó la
lucha entre las Breñas y Zarzales de los
Andes"[154]. Un digno ejemplo de patriotismo
peruano, pues sabiendo que todo estaba perdido y sabiendo que
él también iba a perder, luchó hasta perder
la guerra pero con honor. De esa manera defendió la
dignidad de nuestro Perú.

Se hizo caso omiso a Castilla, pues "tampoco se tuvo en
cuenta la advertencia que hiciera el mariscal Castilla quien,
analizando el comportamiento de los sucesivos gobiernos chilenos,
llegó a proponer que si "Chile construye un buque, el
Perú debe construir dos""[155].
Lamentablemente nuestros gobernantes peruanos esperan el momento
de las acciones para reaccionar, no se preparan antes, de esa
forma, es muy probable perder.

Jorge Basadre opina: "la derrota peruana no solo se
debió a nuestra condición militar, sino
además al desorden político, al abismo social y al
despilfarro económico del S. XIX"[156].
Cosas que se hacen notar claramente en esta guerra, no se supo
aprovechar el dinero que tenía el Perú, el guano,
el salitre, y producto de eso resultamos sin armamento,
vencidos.

Finalmente, al terminar la guerra: "el invasor
multiplicó su territorio nacional, hurtó nuestro
patrimonio, destruyó nuestra riqueza, mancillo nuestro
pueblo, pero el Perú se levantó
nuevamente"[157]. Como lo hacen los países
con gente brava, nacionalista y luchadora.

Bibliografía

  • SOLETO, Carlos. 125 años de
    la Cruz Roja peruana
    . Lima, Editorial Talleres
    Gráficos de la Tarea Asociación Gráfica
    Educativa, 2 004. 412pp.

  • PLASENCIA, Hugo. Andrés A.
    Cáceres y la campaña de la Breña
    (1882-1883
    ). Lima, Editorial Diseños &
    Impresiones Sara E. Paredes Ríos, 2 006.
    476pp.

  • GROHMANN, Jorge. Historia de la
    república del Perú
    . Lima, Editorial El
    Comercio, 2 005, Tomo VIII.301pp.

  • SOLDÁN, Quiroz. Para
    enseñar historia del Perú
    . Arequipa, S.E,
    2 004. 233pp.

  • S.A. LEXUS EDITORES. Historia del
    Perú
    . España, 2 000. 1232pp.

 

 

Autor:

Rivas Rojas Keissy Hoacner
Williams

Monografias.com

Universidad Católica

"Santo Toribio de Mogrovejo"

Facultad de Derecho

Escuela de Derecho

ASIGNATURA

Historia Universal

ASESOR

Augusto Miñán
Meléndez

MODALIDAD

Monografía

SEMESTRE ACADÉMICO

2013-II

[1] Lexus editores. Historia del
Perú.p.857.

[2] SOLDÁN PAZ, Quiroz. Para
enseñar historia del Perú.p.136.

[3] Ídem.p.135.

[4] Lexus editores. Historia del
Perú.p.858.

[5] SOLDÁN PAZ, Quiroz. Para
enseñar historia del Perú.p.135.

[6] Lexus editores. Historia del
Perú.p.858.

[7] Ídem.

[8] SOLDÁN PAZ, Quiroz. Para
enseñar historia del Perú.p.135.

[9] Lexus editores. Historia del
Perú.p.858.

[10] Ídem.

[11] Ídem.

[12] Ídem.

[13] Ídem.

[14] Ídem.

[15] Ídem.

[16] SOLDÁN PAZ, Quiroz. Para
enseñar historia del Perú.p.136.

[17] Lexus editores. Historia del
Perú.p.857.

[18] Ídem.

[19] Ídem.

[20] Ídem.

[21] Ídem.

[22] Ídem.

[23] Ídem.

[24] GROHMANN BASADRE, Jorge. Historia de la
república del Perú.p.250.

[25] Lexus editores. Historia del
Perú.p.859.

[26] Ídem.p.858.

[27] GROHMANN BASADRE, Jorge. Historia de la
república del Perú.p.243.

[28] Op.cit.p.244

[29] Op.cit.p.244.

[30] GROHMANN BASADRE, Jorge. Historia de la
república del Perú.p.247.

[31] Ídem.p.246

[32] SOLETO BATALLA, Carlos. 125 años
de la Cruz Roja peruana.p.16.

[33] Op.cit.p.17.

[34] SOLETO BATALLA, Carlos. 125 años
de la Cruz Roja peruana.p.16.

[35] Ídem.

[36] GROHMANN BASADRE, Jorge. Historia de la
república del Perú.p.247.

[37] SOLETO BATALLA, Carlos. 125 años
de la Cruz Roja peruana.p.18.

[38] Ídem.

[39] Ídem.

[40] Op.cit.p.21.

[41] SOLETO BATALLA, Carlos. 125 años
de la Cruz Roja peruana.p.18.

[42] Op.cit.p.21.

[43] SOLETO BATALLA, Carlos. 125 años
de la Cruz Roja peruana.p.21/22

[44] Op.cit.p.22.

[45] SOLETO BATALLA, Carlos. 125 años
de la Cruz Roja peruana.p.20.

[46] Ídem.

[47] Op.cit.p.21.

[48] Ídem.

[49] GROHMANN BASADRE, Jorge. Historia de la
república del Perú.p.275.

[50] Ídem.p.270.

[51] Ídem.p.271.

[52] Ídem.p.270.

[53] SOLETO BATALLA, Carlos. 125 años
de la Cruz Roja peruana.p.22.

[54] Ídem.p.22/23.

[55] Ídem.p.22.

[56] GROHMANN BASADRE, Jorge. Historia de la
república del Perú.p.250.

[57] Wiki

[58] GROHMANN BASADRE, Jorge. Historia de la
república del Perú.p.263.

[59] Ídem.

[60] Ídem.p.277.

[61] Ídem.p.265.

[62] Ídem.

[63] Op.cit.p.266.

[64] Ídem.

[65] Ídem.

[66] Ídem.p.271.

[67] Op.cit.p.272.

[68] GROHMANN BASADRE, Jorge. Historia de la
república del Perú.p.271.

[69] Ídem.p.270.

[70] Ídem.p.275.

[71] Ídem.p.274.

[72] Ídem.p.280.

[73] Op.cit.p.280/281.

[74] GROHMANN BASADRE, Jorge. Historia de la
república del Perú.p.283.

[75] Ídem.p.284.

[76] Op cit.p.288.

[77] Wiki.

[78] Wiki.

[79] Wiki.

[80] GROHMANN BASADRE, Jorge. Historia de la
república del Perú.p.284.

[81] Ídem.

[82] Ídem.

[83] Ídem.p.289.

[84] Wiki.

[85] Wiki.

[86] SOLETO BATALLA, Carlos. 125 años
de la Cruz Roja peruana.p.23.

[87] Op.cit.p.26.

[88] SOLETO BATALLA, Carlos. 125 años
de la Cruz Roja peruana.p.26.

[89] Ídem.p.35.

[90] Wiki

[91] Wiki

[92] SOLETO BATALLA, Carlos. 125 años
de la Cruz Roja peruana.p.29.

[93] Wiki.

[94] Wiki.

[95] Wiki

[96] Wiki

[97] Wiki

[98] SOLETO BATALLA, Carlos. 125 años
de la Cruz Roja peruana.p.27.

[99] Ídem.p.28.

[100] Op.cit.p.29/30.

[101] SOLETO BATALLA, Carlos. 125 años
de la Cruz Roja peruana.p.32.

[102] Ídem.

[103] Ídem.p.39.

[104] Ídem.p.24.

[105] Ídem.

[106] Op.cit.p.25.

[107] SOLETO BATALLA, Carlos. 125 años
de la Cruz Roja peruana.p.41.

[108] Wiki.

[109] SOLDÁN PAZ, Quiroz. Para
enseñar historia del Perú.p.137.

[110] Wiki.

[111] Wiki.

[112] Wiki.

[113] Wiki.

[114] Wiki.

[115] Wiki.

[116] Wiki.

[117] Wiki.

[118] SOLDÁN PAZ, Quiroz. Para
enseñar historia del Perú.p.137.

[119] Wiki.

[120] SOLDÁN PAZ, Quiroz. Para
enseñar historia del Perú.p.137.

[121] Wiki.

[122] Wiki.

[123] Wiki.

[124] PLASENCIA PEREYRA, Hugo. Andrés
A. Cáceres y la campaña de la
Breña.p.157.

[125] Ídem.

[126] Op.cit.p.159.

[127] PLASENCIA PEREYRA, Hugo. Andrés
A. Cáceres y la campaña de la
Breña.p.160.

[128] Op.cit.p.162.

[129] PLASENCIA PEREYRA, Hugo. Andrés
A. Cáceres y la campaña de la
Breña.p.163.

[130] Ídem.p.163.

[131] Op.cit.p.164.

[132] PLASENCIA PEREYRA, Hugo. Andrés
A. Cáceres y la campaña de la
Breña.p.167.

[133] Ídem.p.168.

[134] Ídem.p.163.

[135] Op.cit.p.176.

[136] PLASENCIA PEREYRA, Hugo. Andrés
A. Cáceres y la campaña de la
Breña.p.177.

[137] Op.cit.p.178.

[138] PLASENCIA PEREYRA, Hugo. Andrés
A. Cáceres y la campaña de la
Breña.p.178.

[139] Ídem.p.187.

[140] Op.cit.p.188.

[141] Wiki.

[142] Wiki.

[143] PLASENCIA PEREYRA, Hugo. Andrés
A. Cáceres y la campaña de la
Breña.p.193.

[144] Wiki.

[145] SOLDÁN PAZ, Quiroz. Para
enseñar historia del Perú.p.137.

[146] Wiki.

[147] SOLDÁN PAZ, Quiroz. Para
enseñar historia del Perú.p.138.

[148] Ídem.

[149] Ídem.

[150] GROHMANN BASADRE, Jorge. Historia de la
república del Perú.p.248.

[151] SOLETO BATALLA, Carlos. 125 años
de la Cruz Roja peruana.p.23.

[152] Ídem.

[153] GROHMANN BASADRE, Jorge. Historia de la
república del Perú.p.267.

[154] SOLDÁN PAZ, Quiroz. Para
enseñar historia del Perú.p.138.

[155] Lexus editores. Historia del
Perú.p.858.

[156] Ídem.

[157] SOLDÁN PAZ, Quiroz. Para
enseñar historia del Perú.p.139.

Partes: 1, 2
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter